Calles y callejones
Al ser un Barrio colonial, se caracteriza por sus pintorescas calles y callejones adoquinados, así como por la sombra de sus árboles y colorido de las fachadas.
Desde la colonia hasta finales del siglo XIX, el Barrio del Niño Jesús no sufrió cambios significativos en su estructura urbana. El diseño bajo el cual se construyó el Barrio, se puede clasificar como de "plato roto", lo anterior debido a la naturaleza accidentada del terreno que impedía trazar calles con mayor orden, es decir, la distinción entre calles paralelas y perpendiculares de manera notoria.
La calle principal del Barrio se llamaba Huixquiltenco, aunque hay otras versiones que apuntan que el nombre era calle Hidalgo. Sin embargo, a finales del siglo XIX la calle cambió su nombre a Fernández Leal, en honor al Secretario de Fomento del Gobierno de Porfirio Díaz, el Ing. Manuel Fernández Leal.
Otra de las calles emblemáticas del Barrio, es la calle Espíritu Santo, que de acuerdo con las narraciones de los pobladores, antes tenía el nombre de Tepexpan (aunque la continuación de la calle, aún conserva el nombre Tepexpan), sin embargo debe su nombre a que la familia Ruiz Valdés, poseedora de algunos huertos frutales, mandó a hacer una escultura de una paloma blanca en la entrada del huerto, por lo que los vecinos la asociaron con el Espíritu Santo, lo cual rebautizó la calle con el nombre que conserva hasta la fecha.
Un espacio de provincia en medio de la Ciudad de México
Al ser un Barrio originario de Coyoacán y estar ubicado en una alcaldía central de la Ciudad de México, el Barrio del Niño Jesús, de acuerdo con el INEGI está dentro del primer contorno urbano, por lo cual actualmente tiene una amplia cobertura de servicios y equipamiento urbano, esta cobertura de servicios urbanos ha sido gracias a la unión y lucha de los habitantes del Niño Jesús.
Para los originarios del Barrio como para los visitantes, éste se siente como un pequeño espacio de tranquilidad, inmerso en la gran urbe. Recordando lo que un día fue, un Barrio con tintes campiranos. Las relaciones sociales que se dan, en este lugar de la ciudad, hacen sentir a sus habitantes un descanso de las ajetreadas e intensas situaciones de estrés que se dan en otros lugares de ésta.
Las interacciones sociales que se dan en el Barrio refuerzan el sentido de pertenencia y comunidad, las cuales sobreviven a pesar de los cambios externos de urbanización, que se han dado en la ciudad, los cuales también han reconfigurado arquitectónicamente las viviendas, pero no las relaciones entre sus habitantes.
Es de resaltar, que el espacio público más recurrido para realizar actividades vecinales es el atrio de la Iglesia, ya que el Barrio del Niño Jesús, no cuenta con parques o jardines propios, sin embargo, su cercanía al primer cuadrante del centro histórico de Coyoacán, lo hacen un Barrio bien ubicado para poder acceder a bastantes atracciones culturales, gastronómicas y de esparcimiento.
Arquitectura y estilo urbano
Arquitectónicamente hay viviendas con un estilo sencillo, que hacen recordar al campo. Suelen ser simples en su diseño, amplias con vigas de madera en los techos, ventanales en forma de arco y sin muros divisorios al interior.
En las viviendas que pertenecen a familias fundadoras del Barrio, lo que ha predominado es la vivienda de autoconstrucción, por lo tanto, las fachadas de éstas no tienen un estilo único, ya que, cada familia le ha dado su propio diseño construyendo en distintos momentos. Lo que, si es seguro, es que muchas de las viviendas fueron construidas con material del pedregal, por lo que es común ver que los cimientos son de este material, así como las bardas de las viviendas.
En algunas viviendas, los materiales o algún detalle hacen que resalte el diseño de éstas, en el caso de las fachadas algunas suelen tener un pequeño arco sobre la puerta principal de acceso. Este tipo de detalles estéticos son usados para colocar alguna figura religiosa. También es usual, encontrar puertas de madera que son características de las casas más clásicas del Barrio.
La reconfiguración arquitectónica derivada de los últimos años, ha cambiado la imagen del Barrio. Aunque técnicamente el Barrio no ha pasado por un proceso de gentrificación, si se han construido durante los últimos 10 años, ciertas viviendas de tipo departamental, donde el diseño es moderno, ya que las construcciones se hacen por inmobiliarias. Esto rompe un poco con la dinámica que se tiene en el Barrio, ya que estos nuevos complejos se encierran, se amurallan con grandes puertas, lo cual los integra poco a la vida del Barrio.
Dentro de la diversidad de estilos que hay en las viviendas, uno resalta por su diseño, es el estudio de la fotógrafa Graciela Iturbide, diseñado por su hijo el arquitecto Mauricio Rocha Iturbide. El diseño de este estudio resalta, ya que, es una torre de ladrillos de tres pisos que sobresale alrededor de las demás casas que suelen ser de un piso o a lo mucho dos.
Iglesia del Niño Jesús
La Iglesia del Niño Jesús, es sin duda uno de los puntos emblemáticos del Barrio y que lo dota de identidad tanto como a sus habitantes. La estructura inicial de la iglesia, data del siglo XVI, cuando se construyó una pequeña ermita en honor al Niño Jesús, edificada sobre un teocalli que los indígenas utilizaban como adoratorio. De acuerdo con estudios del Dr. Alberto Peralta de Legarreta, historiador e investigador de la Universidad Anáhuac, las primeras ermitas de la zona, correspondieron con un estilo austero, propiciado así por los mismos franciscanos y su voto de humildad. La estructura inicial de la ermita del Niño Jesús Tehuitzco, fue de tipo Capilla abierta o de patio:
Estas humildes y simples capillas aisladas contaron con un presbiterio elevado por gradas que generalmente estaba precedido por un amplio arco de piedra, que le servía tanto como elemento delimitador como de protector estructural, gracias a que permitía agregar un techo de viguería sobre el altar. Estos edificios carecieron en su mayor parte de sacristía y pudieron contar con pequeñas habitaciones para el alojamiento temporal de los frailes además de un reducido atrio, no siempre delimitado, que pudo o no poseer cruz atrial.
La versión de que hubo un teocalli en donde se estableció la ermita, fue confirmado durante el proceso de reconstrucción que vivió la iglesia en el siglo XX. Sin embargo, había otras fuentes que fortalecían esta teoría, pues de acuerdo con el Dr. Peralta:
(...) las capillas abiertas y templos primitivos de Coyoacán es que fueron construidas sobre terrenos elevados y promontorios, en ocasiones sustituyendo a los antiguos Teocallis, y otras privilegiando la altitud para convertir al edificio y a la cruz en una especie de “faro” para los fieles que en ellas se reunían. Eso explica que tradicionalmente, y aún en la nomenclatura oficial de algunos de los barrios, los alrededores del templo cuenten con calles llamadas “Cerrito” o “del Cerrito” (La Candelaria, San Mateo Churubusco) o “Tepexpan” (“sobre el frente del cerro”), como en el Barrio del Niño Jesús y la Candelaria.
La iglesia del Niño Jesús se construyó con la vista hacia el oriente, donde sale el sol, lo cual no es muy común y se asocia a dos motivos: el primero, es que se trató de acomodar a la costumbre indígena y la posible presencia de un ídolo en esa dirección; y segundo, es que debido a la complejidad del terreno, los franciscanos la edificaron en función de aprovechar los sitios más firmes del pedregal, de ahí que el adjetivo del santo sea Niño Jesús Tehuitzco, que en náhuatl quiere decir "pedregal de piedras afiladas".
La escultura del santo patrono, el Niño Jesús, mide alrededor de 60 cm y es vestida con ropones hechos por los mismos pobladores, los cuales generalmente son color blanco para mantener la pureza de la imagen. No existe claridad sobre la antigüedad de la imagen, pues los pobladores más antiguos, como la Sra. Concepción López Piña de 84 años de edad, señala que desde que su mamá era niña, decía que ya existía la figura del Niño Jesús, por lo cual hace suponer que es una figura que data de la colonia.
La festividad el santo patrono se lleva a cabo todos los 31 de diciembre, 1 y 2 de enero, y en estos días el Niño Jesús es llevado a pasear por las calles del Barrio, acompañado por los habitantes, quienes bailan, cantan, regalan comida y organizan rezos para el santo patrono.
De igual forma, el Niño Jesús suele hacer diversas visitas a otros pueblos cercanos, como al de Los reyes, La candelaria, Santa Catarina, San Francisco y San Lucas. En estas visitas, un grupo de vecinos pertenecientes a la Comisión de festejos del barrio, suelen armar un andador para el Niño, generalmente adornado con flores de muchos colores y tipos.
Naturaleza del Barrio
De acuerdo con investigaciones del historiador y cronista local, Enrique Rivas Llanos, el Barrio del Niño Jesús se caracterizó desde sus orígenes como un sitio muy fértil, gracias a que formaba parte de un sistema hidráulico prehispánico conocido como Acuecuexco, que cruzaba hacia los pueblos circundantes del Pedregal y le daba al barrio manantiales.
Gracias a esta condición natural, los españoles introdujeron árboles frutales y animales para el pastoreo, como vacas y puercos, desarrollando una actividad agropecuaria de importancia en la zona. De acuerdo con testimonios de los vecinos y registros históricos, en el barrio se cultivaban alfalfa, maíz, frijol, habas, chícharos, elotes, calabacitas, acelgas, espinacas, fresas, girasoles, rosas, uvas, entre otras especies vegetales, e incluso algunas calles aún llevan nombre relativos a la agricultura, como heliotropo y violeta.
No obstante, la urbanización vivida desde mediados del siglo XX atrajo cada vez más gente a vivir en Coyoacán, demandando más servicios y alterando el ecosistema. El Barrio comenzó a padecer la falta de agua en los años 40, debido a la perforación de pozos para distribuirlos hacia las nuevas colonias y urbanizaciones cercanas.
Ante la pérdida del agua, la actividad agrícola del Barrio se vio mermada y prácticamente desapareció, quedando relegada a los pocos árboles frutales y jardines que algunos vecinos conservan hasta la fecha.
Conservación de las áreas verdes del Barrio.
De acuerdo con un análisis geoespacial realizado por el Mtro. Carlos León, desde el 2001 al 2020, se han perdido un total 0.738 hectáreas de áreas verdes en el Barrio, aunque registra un buen promedio de áreas verdes por habitante, con 31 m2.
El 97.5% de los vecinos señalan que han creado o mantienen algún tipo de infraestructura verde, de los cuales destacan macetas, jardines particulares, árboles frutales, huertos caseros, jardineras y azoteas verdes. En el Barrio no hay parques, por lo cual la conservación y creación de áreas verdes es muy importante para el medio ambiente y salud de sus habitantes.
De la infraestructura verde presente en el Barrio, el 27.6% es infraestructura verde pública, en su mayoría árboles en vialidades; 65.1% es infraestructura verde privada, en la que destacan árboles en propiedad privada, jardines particulares y muros verdes; y por último, el 8.3% es la infraestructura verde de tipo social, en la que destacan los altares religiosos instalados en varias calles.
Fauna nativa
Dado que el Barrio se encuentra en lo que fueron los linderos del Pedregal, hay una diversidad de especies animales y pueden hallarse algunas hasta la fecha.
Animales que aún podemos ver...
En el Barrio del Niño Jesús, así como en las colonias circundantes como San Francisco o Los Reyes, es posible ver fauna nativa de la zona, tales como cacomixtles, tlacuaches, lagartijas y murciélagos de la orden chiroptera; de hecho es muy común escuchar a los murciélagos por las noches, así como ver a los cacomixtles saltar de barda en barda. De igual forma se encuentran insectos como alacranes, caras de niño y quijotes en tiempos de lluvias.
Con el avance de la urbanización y la invasión de los Pedregales, se perdió mucha de la fauna nativa de la zona y que los habitantes más viejos narran que era común ver hasta hace medio siglo. Algunas especies de aves que se han perdido son el pájaro carpintero gris y el azulejo maicero. Dado que predominaba el Pedregal, había diversidad de reptiles como son la culebrita de agua, culebra de collar, cincuates, coralillos y cascabel de cola negra.
También algunos anfibios como sapos y ranas, y mamíferos como conejos zorrillos, ratones de pradera y ardillones.